PARA QUE SIRVE EL “NO”
¿Qué sentimos
cuando nos dicen que no?
¿Qué sentimos
cuando tenemos que decir que no?
¿Por qué nos
cuesta tanto decir que no?
EL “NO” TE DA MIEDO
Algunos estudiosos de la conducta
humana dicen que cuando nos dicen que “no” a algo, nuestro cerebro sufre.
Para el cerebro el “no” estaría
asociado a la supervivencia y cuando nos niegan algo lo interpreta como una amenaza
y lo siente como personal entonces a nadie le gusta que le digan que “no” a
algo que está pidiendo y por eso evitamos muchas situaciones en las que el “no”
es una posibilidad.
Pero el “no” siempre es una
posibilidad, porque sólo hay dos posibilidades: que nos digan que si o que nos
digan que no. Son cincuenta y cincuenta, por lo tanto de cada diez personas a
las que le pides algo, cinco te pueden decir que “no” y cinco te puede decir
que “si”.
Muchas veces evitamos hacer cosas
por el miedo al “no” y no nos damos cuenta que cuando cerramos la puerta al “no”
también se la cerramos al “si”.
Cuando decimos que “no” a un amigo
o pareja o familiar, sentimos miedo a que nos dejen de querer. Ese es un miedo
primario que hemos experimentado de pequeños, ya que el mundo adulto puede
parecer amenazante y solemos creer que si decimos a todo que “sí”, nos van a
querer más. Educamos en la complacencia en lugar de educar en la honestidad.
Sin embargo, decir siempre que “sí”,
sin poder discriminar, nos ubica en un lugar que los demás no respetan y
comenzamos un círculo vicioso en el que nos sentimos “usados” y por lo tanto
desvalorizados. Eso nos hace perder seguridad en nosotros mismos.
Cuando decimos a todo “sí” sin
importar, comenzamos a perder nuestro rumbo y cuando pasó el tiempo no sabemos
cómo fue que llegamos hasta ese punto. ¿Les ha pasado de encontrarse de pronto
en una fiesta de gente desconocida y preguntarse cómo fue que llegaron allí?
Si les ha pasado esto es
necesario aprender a decir “no, gracias”.
COMO PERDER EL MIEDO AL “NO”
La única forma de aprender a
recibir “no” sin miedo, es recibiendo muchos noes hasta que se te forme un
callo. Cuando ya no te importe el no, y cuando no te lo tomes a personal puedes
salir a la calle a buscar todos los noes que te llevaran indudablemente al “SI”.
Cuando nosotros le decimos que no
a alguien sobre algo que nos pide le estamos haciendo un favor, ya que le
permitimos seguir buscando y por lo tanto reforzar su capacidad de recibir el “no”,
y le estas posibilitando que vaya afinando su capacidad de pedir con certeza. Ser
asertivo a la hora de pedir es algo que se puede y debe aprender.
Pedir es un arte. Y es la única
forma que se permite dar, ya que le ley universal dice:
NO DES LO QUE NO TE PIDEN
Y se complementa con la otra ley
que dice:
PIDE Y SE OS DARA
Si no aprendemos a pedir no
aprenderemos a recibir. Y cuando pedimos hacemos posible la circulación de la
energía y de todo lo que hay en el universo.
Cuando pedimos estamos dando la
posibilidad de que otra persona dé. Es así que iniciamos el círculo del dar y
del recibir. Y eso es la abundancia.
Cuando alguien nos dice que “NO”
es cuando se nos abre la posibilidad de mejorar en algo, ya sea en nuestro
proyecto o idea o lo que sea que vamos a hacer. Esto se debe a otra ley que
dice:
TODO ES PERFECTO COMO ES
Esto significa que debemos
aceptar las cosas como se dan porque tienen un propósito para nosotros,
responden a un plan mayor del cual nosotros nos somos conscientes. Cuando algo
no es para nosotros simplemente no es y listo, y eso nos hace buscar en otro
lado. Porque si bien no tenemos que hacer nada para ser felices, sí tenemos que
gestionar nuestra felicidad y eso se logra haciendo cosas sin cuestionar
demasiado, lo que hay que hacer simplemente hay que hacerlo. Y si alguien nos
dice que “no” a algo, le damos las gracias igual, hacemos una reverencia y nos
vamos a buscar a otro lado.
Eso afina nuestra capacidad de
pedir, o sea nuestra ASERTIVIDAD.
Ser asertivos a la hora de pedir
nos garantiza la obtención de lo que queremos.
¿CÓMO ACTUAMOS CUANDO
PEDIMOS?
Pedimos desde la carencia, por
eso nos sentimos mal y avergonzados a la hora de pedir. Nuestro cuerpo se
comporta de una manera diferente cuando pedimos desde la carencia, se encorva
la espalda, se achican los hombros, se dibuja una mueca en la boca y los ojos
miran hacia abajo.
Cuando pedimos desde esta actitud
aumentan las posibilidades que nos digan que “no” y cuando aun así nos dicen
que “si” nos sentimos indignos y que no merecemos eso que nos dan. Esto
refuerza la creencia de que el “no” es malo.
Esto es porque nos enseñaron que
pedir da vergüenza, que es de limosneros o mendigos.
¿QUE NOS ENSEÑAN LOS
MENDIGOS?
Los mendigos nos enseñan a pedir
y lo que es más importante a RECIBIR. Cuando nosotros sabemos recibir y nos
alegramos cuando lo hacemos el universo nos envía más de eso, ya que nosotros
vibramos en la alegría y la celebración cada vez que recibimos y sobre todo eso
nos permite algo muy pero muy importante que es AGRADECER.
Cada vez que damos las gracias a
alguien, le estamos dando las gracias a la vida, a la abundancia y al amor.
Agradecer nos obliga a sonreír y
a conectar con la honestidad, porque cuando agradecemos algo que nos dan y que
nosotros necesitábamos, el agradecimiento es auténtico, por lo tanto conecta el
acto de agradecer con la emoción de alegría y ese es el comienzo de la
coherencia emocional.
Los mendigos son grandes maestros
que nos enseñan la humildad de pedir, el agradecimiento al recibir y siempre
nos regalan una bendición.
EL “NO” NOS EMPODERA
Cuando decimos que no, estamos
eligiendo. Elegir es una manera de tomar decisiones en nuestra vida. Esto implica
ACEPTAR y junto con el AGRADECER son la fórmula mágica para vivir en
ABUNDANCIA.
Cuando decimos que “no” a algo, estamos
poniendo un límite, estamos marcando prioridades y eso nos hace tener presente
nuestro foco y saber distinguir lo importante de lo no importante. Pueden aparecer
invitaciones muy interesantes y seductoras en nuestro camino y es imperativo
saber distinguir cuando tenemos que decir que si y cuando decir que no.
Esta habilidad es una de las más
importantes en lo que refiere a la asertividad.
Cuando decimos que no a una
invitación que nos hacen, no estamos despreciando como se suele creer, estamos eligiendo
y priorizando nuestro tiempo, nuestras actividades y sobre todo nuestra vida. Nos
estamos respetando a nosotros mismos y
eso es algo bueno para nosotros y bueno para los demás. Enseña con el ejemplo a
respetar tus prioridades y las de los demás.
En el camino del aprendizaje
vamos a encontrar muchas distracciones que nos resultará difícil resistir a la
tentación de aceptar; pero ese instante en que pensamos si es bueno para
nosotros, si es nutritivo, si me va a aportar algo, es el instante santo en que
podemos hacer que nuestra vida sea más asertiva.
Decir que “no” nos hace sentir
que somos dueños de nuestra vida, de nuestro tiempo (que es el mayor recurso) y
de nuestras decisiones. Por eso aprender a decir “no, gracias” nos empodera.
DECIR QUE NO Y SEGUIR
SIENDO AMIGOS
Para aprender a decir que “no”
sólo hay que empezar. Al comienzo se siente cierta incomodidad y uno busca mil y
una justificaciones. Con el entrenamiento de a poco vamos tomando coraje y
comenzamos a decir que “no” sin tanta explicación. Hasta llegar a decir “no,
gracias” con una sonrisa, sin culpa ni justificativos.
Con el tiempo, vamos comprobando
que los afectos verdaderos no se resienten con un “no” y eso limpia nuestro
entornos de personas manipuladoras; porque aquel que se enoja y deja de
querernos por no ir a una fiesta o no perder el tiempo en lo que sea que nos
propongan, no son vínculos nutritivos y no estamos aportando nada el uno al
otro.
Podemos decir que “no” aun cuando
se trate de algo muy necesario, muy urgente o muy importante.
Decir que “no” nada tiene que ver
con el amor que se sienta por alguien, tiene que ver con el amor y respeto por
uno mismo, y quien se ama y se respeta está en condiciones de amar y respetar.
Por último decir que “no” con
asertividad nos va a permitir decir que “si” con total seguridad. Nuestros
amigos, familiares y pareja sabrán que cuando decimos “si” es auténtico, ya que
conocen nuestra capacidad de decir “no”.
Para finalizar, siempre estamos a
tiempo de cambiar de opinión y decir “si” a algo que antes habíamos dicho “no”.

No hay comentarios:
Publicar un comentario